martes, 1 de noviembre de 2011

Sublimar

Era un día soleado y caluroso, el sol quemante estaba sobre su piel, ella sabía que había fallado, no le gusta sentirse derrotada, ¿Cómo pudo haber fallado ante una prueba tan sencilla?, no se lo explicaba, aun con azoro caminó por la banqueta de avenida insurgentes, recordó las veces que había pasado por ahí con sus amigas, aquellos días eran felices, iban a llenarse de fiesta y alcohol, a conocer nuevos lugares y personas, ahora ella no tiene contacto con sus amigas, sabe que si les dice lo que ha acontecido en su vida, la verán como una perdedora, ellas han triunfado, pero ella sigue buscando su destino, todo esto recordaba cuando una dulce música llego a sus oídos, voltea y observa una tienda de instrumentos musicales, es una tienda arriba dice escuela profesional de música Yamaha, esa música la hace olvidarse de todo, comienza a pensar en que quisiera crear cosas hermosas que hagan a las personas olvidarse de todo, convertir, las penas, alegrías, coraje, todo lo que se siente en algo verdaderamente maravilloso, sí, sublimar y sublimar, llegar a la psique de todos, que el sentir humano se exprese de manera excelsa, encaminar  el enojo que siente, conseguir que otras personas se sientan conmovidas ante la expresión sublimada, tocar su alma, conquistar corazones, obtener empatía, que la persona a quien llegue su sublimación se sienta identificada, sublimar, sublimar, sublimar… era todo lo que ella pensaba.


Aún triste por su fracaso reciente, atraviesa avenida insurgentes, llega al parque hundido, baja los escalones se adentra en el parque, mira a su alrededor, niños felices jugando en los juegos del parque, sus padres mirando lo que sus hijos hacen, risas y sonrisas alrededor de la chica, sintiendo que todo aquello se contraponía a lo que sentía, todo era tan diferente al dolor que percibía en sí misma, esa felicidad no lograba contagiársele, solo siguió caminando, para ver si más adelante podía encontrar alivio a su dolor.


En su camino encuentra parejas, besos apasionados, romance enaltecido, la banca siendo testigo del amor de aquellos amantes, mientras la sombra del árbol los abraza, para hacer cómoda la estancia de aquellos enamorados, al verlos ella recuerda que no tiene a nadie, que el único amor que ha sentido es de un amor prácticamente imposible, esa persona no puede estar a su lado, al parecer la distancia, es un impedimento demasiado grande para el amor, sigue su camino, pero ahora su dolor se ha incrementado, lagrimas quieren salir de aquellos ojos obscuros que admiran el esplendor de la Ciudad de México aunque la persona que los posee se siente desconsolada, esos ojos se topan con un gran reloj, tiempo, tiempo es lo que no tiene, la vida ha transcurrido, casi un año ya que no ha conseguido lo que se propuso, el  tiempo no se detiene, todo con lo que se había encontrado su mirada la ha hecho aún más desdichada,  emprende el camino hacia su casa, piensa que ahí estará mejor, se sigue sintiendo fracasada, pero ahora llena de aflicción, acongojo y pena.


 En su transporte cierra los ojos, ya no quiere ver más nada, solo quiere llegar a casa para no seguir sintiendo pena, de vez en cuando abre sus ojos para ver en que parada va, hasta llegar a la estación deseada, y camina hacia su hogar, sublimar, sublimar es todo lo que quiere ella para ahogar su dolor, por fin llega a su destino, un gran alivio llega a su alma, va a su cuarto y llora hasta no sentir más, pronto se da cuenta que la vida sigue, que puede seguir intentando y que llorar no la llevara a nada, se mira en el espejo y comienza a consolarse, ya que nadie más que ella puede darle consuelo, ahora está bien, sabe que un fracaso no es nada, puede seguir intentando cuantas veces quiera, además será lo que el destino quiera, seca sus lágrimas, lava su cara, sublimar, ahora si hace lo que tanto quería y sublima, es así como ella le da fin a esta historia.